PERO...
Ningún «ábrete sésamo»
descalzará los pies de tus enigmas.
Un llanto de ganzúas y sopletes
corre por tus mejillas su derrota
sin hallar en tu gesto congelado
calor de bienvenida.
Esfinge de cartón, voz apagada
al temblor de las lágrimas ajenas:
la oscura vena de tus sienes guarda
un silencio de caja de caudales.
Pedro García Cabrera