UN POCO HUMANIZADA
De tu raíz de anquilosado sueño
trepa la enredadera
de tus cantiles mozos.
Se asoman en el agua y en el aire,
de pie en sí mismos, emergiendo duros,
como mineros recostados
en las anchas caderas de un siniestro.
Sin respirar recogen sus antenas
sensibles, sus trabajados músculos
caídos en los lutos verticales
de sus pupilas ciegas,
escuchando el silencio que la sombra
prende con alfileres a sus rostros.
Y son de tan vitales tan humanos
que la roca parece va a romperse
en grietas de sollozos y palabras.
Pedro García Cabrera