8
No quiso el viento apadrinar su invierno.
Aire y frío era el orbe:
plástica imagen de la nieve.
Y fue sembrando voces a su paso.
Sin la nieve ni el frío.
Sólo y consigo, con sí mismo, el viento.
Y hubo un rapto de sienes, de globos y de jarcias.
Desnudas quedamos las cosas.
Y ya somos reductos transparentes.
Pedro García Cabrera