LIQUEN 22
Tortuga regañada,
siempre hidrófoba,
ulcerando los cerros acuáticos
con tus mordidas blancas.
Estableciste un puesto de mariscos
en tu medio milígramo de continente
para todo el que pasa:
la estrella desprendida,
los ladrones del mar,
el pez hambriento,
las lunas largas,
los líquenes,
las algas.
Cuando desciende el mar
casi hasta la cintura
te bajas el escote de las aguas.
Y cuando el mar se aúpa,
tu cuerpo es una boya
en la sístole de las aguas.
Escollo, escollo,
tortuga regañada,
eres
el coco de las barcas.
Pedro García Cabrera