LIQUEN 17
En las cunas de las olas
el mar arrulla las casas
somnolientas de la rúa.
Cobrizas, tiran sus almas
por el balcón, que abren ríos
pavimentados de escamas.
Hay columnas y serpientes
anillándose a las barcas.
El mar sigue prometiendo
para dormir a las casas,
terrones de sal de espuma
y ramilletes de algas.
Se ahogaron las serpientes...
Y el mar, que no sabe nada,
sigue prometiendo azúcar
de sal y ramos de algas,
para que no griten luces
en el hoyo de las aguas.
Pedro García Cabrera