SONETO
XXVI
Flor sin aroma, canto sin sentido,
Giro sin rumbo de una inútil danza
Sonriente el rostro, el corazón dormido,
Surgiendo como oscura remembranza.
Hacia mi vera repentina avanza,
Fantasma de mi ensueño aparecido,
Otro amor, otra gloria, otra esperanza,
Otra mujer camino del olvido.
Bella, sí; bella, bella... y sin belleza;
Dulce sí; dulce, dulce... y sin dulzura;
Un amor que termina cuando empieza,
Un dolor que a alejarse se apresura;
Su pena no nos llega a la tristeza,
Su goce ni se exalta, ni perdura.
Pedro Prado