POR LAS ORILLAS DEL DUERO
Por los alcores sombríos
de una meseta ondulada
murmura el agua del río
encendiendo la cañada
de un campo serio y sagrado
de Castilla fría y blanca.
Es una canción sedosa,
es una rima mojada.
Es un rumor de misterio
que canta la madrugada,
y, en la alameda dormida
y líquidas carcajadas,
un río noble y severo
entona las serenatas
de la vida y del destino
de la historia que nos habla
del tiempo que ya durmió
y dejó huella estampada
en bloques de piedra viva
florecidos y con alma.
Zacarías Palacios