ALGÚN DÍA SÓLO HABRÁ SAL PARA CENAR
miraremos con ternura cómo se nos atragantan los sonidos
lavaremos lo vasos
pondremos las sillas arriba de la mesa
taparemos los hoyos con poemas vírgenes.
No quiero que dejes de ser sonido
acuéstate del lado izquierdo de la cama
espera -como yo lo hago- hasta quedar dormido
acomoda tu pelo desde otra mano
camina de este lado de la calle
mira con paciencia la luz de la ventana
cuando el insomnio compra tu noche.
Siente mí frío.
Teresa Esparza Oteo
Publicado por la Secretaría de Cultura del Distrito Federal Colección Editorial el Zócalo en la antología Tigres del Porvenir