CINCO
Y fui fuego porque fui al infierno
y éste resultó darme
libertad
de mí mismo.
La muerte fue encuentro
conmigo mismo,
fue un hoy
hecho de todos mis presentes.
Pero muerto el hoy fui
al infierno.
del cual
recuerdo solo «gritos»
hijos de lamentos,
desesperación
surgida, demudándome,
de las almas de nosotros
los condenados a vivir.
Escuchaba gemir al dolor,
veía a seres obsesos,
a almas
que se desintegraban
con sus i d e n t i d a d e s.
Sucumbían
relamidas por el fuego,
devoradas
por el calor
insoportable
de sus conciencias encendidas.
Vi derrumbarse,
consumidos por tal calor
a los rascacielos de nuestras vanidades,
con nuestras dudas y miedos,
con las abstinencias morales.
Vi cómo nos consumimos todos,
con las ideas de lo que supusimos ser.
Y vi cómo
muriendo
logramos vernos de frente.
Sergio Verduzco