EL DESEO
«Porque el deseo es una pregunta
cuya respuesta nadie sabe»
L. Cernuda
Me gusta saberte suave,
esponjoso como un árbol,
tierno como la tierra húmeda.
Turbulentos torbellinos de plenitud
trepan por mi cabello y mi cara;
desde mi cintura, tus manos
sujetan las riendas de mi vida.
Siento tantas ansias de rozarte
que no puedo concebir mi mundo
sin derretir tu esencia entre mis piernas.
¿ No comprendes que para mí es el alma
la que crea, la que abraza y tantea
en lo oscuro,
la que caza sueños inoportunos,
la que te observa?
Tenerte es saber que existes
y que aún brota en ti el deseo.
Marzo, 1999
Sandra Martínez Guerrero