Esta crónica noche
me cabalgan en pelo
los pequeños demonios
y me tiembla la vida
añorando tus labios
por saberme más solo.
Mil hijos voy pariendo.
Ingenuos, absorbentes
escapan como dedos
dirigidos al cielo
donde estás ausente.
¡Opresora tomada
de la mano que guarda
parsimonia y urgencia!:
¡Sorbe a placer la vena!
¡Yo que no te he tenido
te hube soñado siempre!
¡Por eso no dormiré!
¡Ya no quiero tenerte!.
La alcoba es lánguido
retablo ensombrecido;
La luz hube encendido
porque la sombra busco
donde soñar contigo
y encuentro en cada una
que mi sueño está vivo...
¡Así es vivir herido
de flechas que arquero
novicio hubo perdido!...
Rubén Manuel Boronat