AYER O MUSA
Fue una temeridad de adolescencia:
Busqué el grial, leía entonces a Voltaire,
Y como disciplina de la fatal mesura,
Transgrediendo la lógica,
Puse mis ojos en oscuros
Enigmas del oráculo,
Salté los muros del corazón,
Recorrí los planetas del instinto
Recogiendo las flores, criaturas matutinas,
De Rilke y Babilonia,
Con la voluptuosa complacencia
Del precursor, busqué el grial, conservo
Todavía en los ojos el rastro inextinguible
De la insensible duración del ángel.
León, 1991
Carlos Rivera Ortiz