PALABRAS
... parecerá increíble, pero he sabido al fin que las
costumbres enmohecen y aprietan, apelmazan;
por eso las muy putas me han hecho así de denso y taimado, yo
diría que hasta irreconocible;
... y es que, los días que vienen como éste, casi es
mejor pegarse un tiro,
o ponerse a correr y a correr y no parar hasta caer como un trapo en la
cuneta;
así no podría pensar, o a lo mejor me olvidaba de que he
debido o debo ser un hombre;
... por eso, después de haber seguido y seguido con tesón
implacable durante tanto tiempo
dentro de este ser hombre-burro, resulta que parece que las hubiera
olvidado y no pudiera reconocer siquiera las palabras, me doy cuenta de
que las bellas ya no puedo hallarlas fácilmente
ni puedo cogerlas sin remordimiento; al contrario, noto que al tocarlas
me rozan y hieren,
como si a fuerza de no usarnos hubiera surgido entre nosotros un foso
insalvable de rencor y de fobia,
de extrañamiento, de descortesía;
... y no, no me atrevo a decir que no me duela este escarnio, esta
afrenta a una felicidad
y reglas de mente y corazón que tuve;
... éstos días canallas los conozco bien, los conozco de
puta madre; siempre, siempre vienen
con los cuchillos tapados; vas tan tranquilo, dando patadas a las
hojas, y, de repente,
sientes en la espalda un dolor punzante que te aprieta, que te ahoga y
no te deja ni respirar;
... y aunque suelo decirme que ya soy muy mayor y que debo tener
cuidado con todo, mucho cuidado,
y una y otra vez vuelvo a repetírmelo, yo, sin embargo, erre que
erre, para adelante y contra el suelo
dale que dale, un día y otro con furia y con ira.
Orión de Panthoseas