NIEVE DE PRIMAVERA
La nieve de primavera
come lágrimas con risas
mastica propósitos con nubes,
deglute rumores con tormentas,
adsorbe entre sus copos, con paciencia,
cualquier debilidad que venga al caso.
La nieve de primavera ha conseguido,
en el olvido del invierno,
su primera libertad
y ha destruido sus efímeros proyectos
de futuro
derritiéndose sin pena.
Esa nieve ha conocido más nostalgias
que cualquiera a quien le sobren
y a pesar de todo ha muerto, tan contenta,
sabedora de dar vida
a los arroyos de los valles.
Es por eso conveniente ir de mañana
a despedirla
y apurar en nuestra cara su frescor,
agradeciéndole que torne su blancura
en transparencia
mientras huye, por los dedos,
para siempre, a los veranos.
Norberto García Hernanz