XXIII
Se presentará sin llamar
sin prolegómenos ni anuncios
dejará la piel morada
como el hábito de nazareno
vendrán cuatro médicos
con cuatro maletines
y te llevará con ella
con luces y con sirenas
abriendo paso en el atasco
para llegar donde ya no hay prisa
donde ya no hay vuelta
qué triste quedó la tarde
el cielo te está llorando
qué triste a veces la vida
¡qué solo el cielo te llora!
qué triste que ahí se queda
tu sangre sobre la arena
y a nadie le importe verla.
Miguel Ángel Peinador