TÚ, SOLO TÚ
El decir adiós es triste
Porque no vuelves a ver
A la deseada persona,
El no volver a oírla,
El no volver a conversar,
El no poder recrearse
En la mirada fatal,
Por eso el adiós no existe.
La muerte no puede
Borrar de mi memoria
Todos los recuerdos, todas las miradas,
Todos los besos,
No puede jamás borrar
Tu nombre de mi cerebro,
Tu persona de mi corazón,
Tu existencia de la mía.
Tu sangre es mi sangre,
Tu vida, la mía,
Tu corazón, mi sarcófago,
Tus pensamientos, mis deseos,
Tu voluntad, mi vida entera.
Jamás podré borrarte,
Porque al intentar hacerlo
Dejaría de existir.
Como rastrojo de primavera
Llevado por el viento
Y desapareciendo en el recuerdo.
Tu aliento, aunque gélido,
Anima mi espíritu,
Tus palabras, aunque inaudibles,
Animan mi vida,
Tu ser entero,
Guía mi solitario desierto,
Tú, siempre tú,
Lo llenas todo,
Eres mi yo.
El adiós no existe. Vuelve.
María Dolores Ouro Agromartín