EL SUDARIO DE HOJAS

Te veo danzar, súbitamente,
bajo un sudario de hojas,
en primavera,
haciéndote presente en la brisa del aire,
en el murmullo ciego de las golondrinas,
y en la ancestral agonía de los dioses.

Parece como si el amor te diera la espalda,
y la vida se te hubiera puesto del revés,
pero te veo quebrar lentamente el corazón,
pensando en los hijos que nunca tuviste.

Rara vez te comparo con una mariposa,
sin origen, desprestigiada, y llena de pecado.
Rosa de cristal y violeta de estupor,
es tu mirada fría y silenciosa.

En la desierta canción de unos cubiertos de plata,
te conoce la risa, por no decir que te ama,
la luz que da color a tus cosas, y bates tus alas
bajo un sudario de hojas,

luego miras al oriente, buscando en las flores del
jardín,
tu leve figura sensitiva.