LA MUERTE DE ORFEO
Hay muchas imágenes de este motivo.
Pero lo que nos conmueve del cuadro de Lévy
no es la violencia de las Bacantes,
ni las alimañas que muerden a Orfeo,
sino el negro abismo de desesperanza
en el que se sumergen sus ojos,
y en los que casi podemos ver
el último cabello de Eurídice
antes de perderse entre la niebla.
José A. Oliver