YA NADA PODÍA
A la distancia, tuve que guardar la distancia suficiente para contemplarte si que vos te percataras de la manera en que te miraba, como queriendo levantarte un altar para adorarte dos de siete días. El espacio se torno espeso, todo aconteció con lentitud y desespero, sentía cada movimiento, cada parpadeo, cada latido, podía... ... No ya nada podía, te encontrabas demasiado lejos para alcanzarte otra vez.
Jorge Rojo