A UNA JOVEN
Andaba por el mundo, perseguida,
buscando en cada punto su fortuna
sin hallar regocijo en parte alguna,
sin conocer la causa de su huida.
Indagada la suerte, y confundida
creía no estar cerca de ninguna.
Hubo de indisponerse y ver como una,
su duda al meditar la causa habida
Retornando a su origen de obligado
de inmediato dudar ya no podía.
No dando otro motivo que el hallado
contentó descubriendo aquella vía
y aprovechó completamente el hado.
¡dichosa juventud! ¿quién te quería?
Capaces de volar a los confines
regresan como siempre a su morada
hasta las aves, de natural libres
cuanto más tú. ¡Ay! chiquilla sin alas.
José Luis Burgos Cuadrado