MI SINCERIDAD
Yo no soy el amor, ahora convengo,
mi histriónica figura lleva un paso
que orienta a la penumbra de un ocaso
marcado por la lucha que sostengo.
Sincero, confesé de donde vengo,
agua fui, cristalina, entre tu vaso.
Buscando tu mirada hallé el fracaso
y en tu escaso interés yo me detengo.
¡Tú si me importas! mi ferviente encono,
es por salir del hondo precipicio
al cual me ha condenado tu abandono.
Soy un lacayo eterno a tu servicio,
y al igual que Jesús, ¡todo perdono!
¡pues; eres tú mi incorregible vicio!
Humberto C. Garza