ISLA DEL HOMBRE

(A Belisario Betancur)

Isla del hombre,
circuída por Dios, desde la estrella.
¡Oh!, litoral de gritos y de lágrimas
extendido en la orilla de la muerte!
Alzas tus manos que levantan el día
y edifican la noche,
¡arquitecto de aldeas y ciudades!
Tus manos laboriosas golpean la materia
fértil de los metales,
y todo el mundo es una fragua
encendida en la hoguera del crepúsculo.
Desciendes a la entraña
mineral , donde el oro sueña con la esmeralda.
Escalas cordilleras,
¡domador de volcanes y montañas!
Grumete del espacio, transeúnte
planetario, lanzado al infinito
abismo del misterio.
Navegante extraviado en el oscuro
laberinto de ríos interiores.
Árbol talado por el odio,
encadenado río de tinieblas,
huracán desatado por la guerra.

Vierte en tu corazón sólo la savia
de la paz, heredera de los bosques,
cuando crece el silencio inexorable.

Si estás ebrio de Dios, hombre absoluto,
¿por qué ciegas el pozo de tu hermano?
Colma tu sed de siglos en la virgen
cisterna enamorada de la vida
y deja que el umbral de tu navío
se corone de tácitas palomas,
isla del hombre, circundada de hombres.