LA CANOA
La canoa es el principio y el fin de las distancias.
Abecedario de la lejanía, cómo es de fácil aprender en ella
la lección del paisaje. Sobre su vientre hondo el nativo se siente
como en el corazón del universo.
Todos los hombres ribereños la aman. Las doncellas la quieren,
porque saben que es el vehículo que ha de traerles el ósculo
esperado. Los niños la veneran, porque comprenden que es
el mejor juguete.
La canoa es el agua, que va donde el deseo lo ordena.
Por eso:
Bendigamos, hermanos de la costa,
a la canoa, que es nuestra mujer,
la que vela en la noche con el boga
y en el día labora junto a él.
Canoa marinera, de chachajo,
de chimbuza, de cedro o tangaré,
que en lino azulino de los mares
borda rutas de antigua intrepidez,
aguja que en los ríos cose viajes
con hilo de agua de la fe,
la imbabura que sueña en los esteros
entre nubes nocturnas de jején.
Bendigamos, hermanos, la canoa,
amén.
Helcías Martán Góngora