YO NO JUGUÉ DE NIÑO
Yo no jugué de niño
por culpa de la guerra
que cubría con su manto
de la pampa a la sierra
y crecí entre el llanto
que inundaba la tierra.
Yo no tuve juguetes
ni cuentos infantiles
ni salí a los parques
en tiempos juveniles.
La parca fue mi arrullo
con su canto estridente
al sentir el murmullo
de turba delincuente
que dirigía un grupo
contrario al presidente.
En lucha sin sentido
conocí sangre hirviente
que corría en el campo
de la gente inocente
por la acción despiadada
del matón inconsciente.
Vi morir al amigo
al peón ignorante
por culpa del partido
con falaz dirigente
que recibía apoyo
del maleante insolente.
Sentí el dolor interno
de mucho desplazado
que abandonó de prisa,
la familia y sembrado
ante la complacencia
de mucho acomodado
que compraba la estancia
a precio rebajado.
Con uso de razón
recibí un trinquete *
y al hacer comunión
prometí ser valiente,
a luchar con razón
por la patria al garete
que había convertido
el corrupto dirigente.
Cuando fue desterrado
mi padre de su hacienda
me tocó ser obrero
y operario de molienda
para llevar mercado
a mi madre enferma.
En plena pubertad
yo me hice soldado
buscando libertad
de pueblo esclavizado
por gente con crueldad
que había sembrado
el miedo en la heredad,
en el pueblo y collado.
Estando en las filas
pude ver al corrupto
encubriendo cuadrillas,
saqueando el erario,
repartiendo tortillas
con sagaz empresario
que servía de rodillas.
Después de tanto tiempo
de vivir en la guerra
quiero ver el lucero
de la paz y la estrella;
quiero ver a los niños
jugando en la vereda
en los pueblos pequeños
y en la América entera.
Quiero volver a oír
el canto de jilgueros
y en tardes sonreír
con tiernos compañeros
que se volvieron viejos
sin juegos verdaderos.
Enero 29 de 2006.
Héctor José Corredor Cuervo
* Así se conoce en Colombia a los primeros revólveres que llegaron.