PLAZA DE ESPAÑA
Plaza de España. Roma. Primavera.
Dice la fuente su rumor de plata.
Y tras la lluvia el aire se desata
en perfumado asombro. Nadie espera
que la noche termine. Vocinglera,
la juventud nos da su serenata,
recorre la empinada escalinata
y se disuelve abajo, bullanguera.
(—¿Quiénes son? —Unos jóvenes de España.
—¿Españoles? Entonces no me extraña
su ruido, su bullicio, su alegría.)
Cuando nos vamos, queda en el ambiente
de la plaza, repleta aún de gente,
una vaga y sutil melancolía.
Gonzalo Pulido Castillo