DORMITA LA MEMORIA
entre los estriados papeles escritos en tinta
escaneando caminos en busca de un presente lúdico.
Es sabedora de que los deseos la convierten en poco fiable,
y traerla a colación ha de ser a costa de una virginidad desatendida.
Cada decisión en la vida
resultó ser una renuncia a cientos de vidas distintas.
Tomar una trayectoria fue decir adiós a existencias enteras.
¡Cuánto error de omisión!
¡Cuántos olvidos quedan en lo no recorrido!
mientras... la memoria dormita.
Luis Miguel Gª de Amézaga