A MI REINA DE SABA
Bendito desorden el de este amor,
el de estas sábanas, revueltas
de tanto amar, de amar con dulzura,
de amar y de llevarte amor
a tus fines consecuencias.
Esta tarde, entre tanto amor,
no he parado, si quiera
lo que dura un suspiro,
de pensar en ella, y la tenía
delante de mí, pero era todo tan simple
y a la vez tan complejo, tan celestial,
he disfrutado amando,
si hubiese muerto ahí, habría muerto
con las manos llenas
de intenso amor.
Felipe Evaristo Gómez Pescador