ERITREA
Su perfume invadió la sala, yo me senté
y esperé a que ella en su trono lo hiciera
primera mirada en aquel mi cuarto,
primer gesto. Querría verme cuando la miro,
no la aprecio, pero la siento, pensé.
Sus miradas intermitentes, aderezadas
con sonrisas, loco me vuelven,
que suerte haberla tenido para mí,
tan solo para mí, un rato,
su última mirada, sin sonrisa esta vez,
ya en la calle, manchada y gris,
anuncia el bullicio que en mi corazón va a empezar.
Felipe Evaristo Gómez Pescador