Eres capaz de atravesar el alma de las personas más complejas
dejando semillas candeales de rabia,
sol invernal, amores de viernes,
y aun no has aprendido a salir indemne de esa
turbulencia de vestigios terrenales.
Eres incapaz de hablar con voz propia
de reconocer tus palabras en el laberinto
de las pasiones ajenas,
tal vez sólo sepas infringir a través de la bondad
y la torpeza un ingente despropósito
de cameos y violencias.
Y si esa enfermedad tuvieras que abandonar mañana
no abandonarías.
David Pérez Pol