CONVERSACIÓN EN EL TIEMPO
Qué distinto abuela
tú vivir de aquel tiempo,
todo al compás del abanico,
fragor de espumas contra tu pecho.
Qué distinto abuela,
tu facilidad de lago quieto,
espejo de aquel momento.
Qué distinto abuela,
tu tazón de tila, canela o anís,
tu manso perro, la sombrilla,
y a podar el jazmín.
Qué distinta,
la dulzura de tu boca breve,
que abres para que hable tu dueño.
La cadencia de tus pasos,
si fueron pasos y no vuelos.
Quién pudiera abuela,
al vaivén del quitrín,
poder soñar tus sueños,
volver a tu jardín.
MALECÓN
Malecón,
cofre de recuerdos,
la niña,
la soñadora,
la que contemplaba
en otros ojos las olas.
Malecón,
entre ola y ola
el primer beso,
en el horizonte
el sol teñía mis mejillas
de amapola.
Malecón,
aquella niña,
es ahora,
un rostro de piedra,
con dos surcos
donde viven
implacables tus olas.
Concepción de Quesada y Loynaz