Truena el trueno,
Y el sembrío de maíz se hamaquea,
Se desliza la lluvia
Se empapa el alma.
Y el relámpago en el horizonte
Atemoriza las aves,
Estas se sacuden,
Se esconden entre sus alas.
El centellazo refleja el surco
La milpa, la mata de algodón
Y ese coito sin interruptus entre
Cielo y tierra, moja y moja.
El cielo y la tierra se aman
En ese instante, se embelezan
El primero le lanza chorros
Líquidos y aquella lo recibe.
Germina la semilla, crece el monte
Se regodea la serpiente y se
Desliza hacia el río. Esta contenta
Sus amos, se aman.
La tierra y el cielo se estrechan,
Se embelezan y el platanar se remece
Jadea, mientras cuelgan sus racimos.
Cruje el árbol, la rama cae, gotea
La rama, llora, se queja.
La milpa está casi tendida de tanto
Viento y aguacero.
Es de noche,
solo el trueno, truena
Nada más.
Todos se esconden,
Las luciérnagas, los roedores,
Y las ranas croan mientras
cae gota a gota la incesante lluvia.
El cielo y la tierra se siguen
Amando.
José Luis Castillejos Ambrocio