EL CHAL
—¿Qué deseas para abril?
Te preguntó tu galán
y besándole en la boca
respondiste con afán.
—Para este abril pasajero
me regalarás un chal!
Que brille como el lucero
de luz, de mar y de sol,
que la luna nacarada
lo platee de color.
De seda serán sus fibras,
de seda su resplandor.
De raso será el reverso
de raso como mi amor.
Cuando lo ponga en mis hombros
que me aprisione de ti,
que me envuelva de caricias
y de cariño sin fin.
De terciopelo sería,
suave tacto de tus manos
y de bordados y encajes,
suave beso de su labios.
Y ramilletes de rosas
y guirnaldas de claveles
y racimos de caricias
que me desmayan las sienes.
Cuando me envuelva desnuda
en el chal de mis abrazos
me sentiré reposando
entre tus robustos brazos.
Por eso al preguntarte
qué querías tu galán,
al besar sus dulces labios
respondiste con afán:
—¡Para este abril pasajero
me regalarás un chal!
Carlos Etxeba
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