IV
He vuelto a casa,
después de mucho andar
por senderos lejanos,
dibujando paisajes en las aceras,
tratando de atrapar la tarde
entre mis dedos,
en las respiraciones simultáneas
de niño y hombre.
La tristeza ya se ha ido
pero nada ha ocupado aún
su espacio vacío.
No hay más tinieblas
que las que dibujo
con mis manos enlodadas,
ni más soledad que el
contacto con un borde de flor.
Alonso Véner