III
Me despierto deseando la bondad
de las flores, que llenen mis manos
de sonrisas ajenas que deshojen
de un soplo mi sonrisa de pobre,
de amaneceres de invierno,
como dolencias de hambre,
como historias tejidas por el
miedo a salir a la luz,
como el que se siente al nacer,
al vivir escondido en los
rincones de las ciudades
de vuelos nocturnos.
Alonso Véner