VII
Te quiero porque sí y te quiero porque no,
porque no se gesta la tierra
de señales enmudecidas;
en tus manos se refugia el frío
y el trino de la mañana,
te atavías con cruces de albatros y verde,
y con idioma de fruto
distancias las piedras de mi oscuridad.
Alonso Véner