LA SED DEL CORSARIO SAJÓN
En la espada del corsario rojea
la sangre furiosa de los instintos
y en esos atardeceres distintos
parece que hasta la vida cojea.
Carnicería que espanta y marea
las almas de los Atlantes extintos;
se huele la paz que exhalan los Jacintos
en el nicho do la luna procrea.
Y Trafalgar fue una gran contienda
donde afilaron sus galgos cuchillos
los gringos hurtadores de hacienda.
El Sajón es soberano de pillos
que en su ley permite cualquier ofrenda
¡hasta matar a destajo los grillos!
Alí Al Haded