DIBUJO
La tarde, niña aún,
de pies descalzos
intima como un cuarto,
perezosa,
gira grisácea y tenue su llovizna.
El viento campesino
juega al trigo en los cabellos.
La sonrisa presume otra sonrisa.
La mirada hacia algo, pero lejos.
Las manos, duermen libros en el pecho.
La esquina se detiene en una ochava.
La soledad recorta la figura
en los muros oscuros, fríos, rectos.
Alberto Gustavo Amoroso