LA BLASFEMIA DE LA MUERTE
Bisecar el corazón
y la blasfemia de la muerte,
palabras del felibre fascista.
El corazón
con ritmo acelerado
en tu cuerpo maderero,
virgen de mis entrañas.
Con el soplo del espíritu
coherente a la imagen
del pensamiento de niñez.
Claudicante desde recién nacida
recurriendo como antaño
a la mentira verdadera.
Qué dolor he sentido
cuando de tu boca fecundaste
una idea.
Grande fue mi dolor
como soplo de letargo
arraigado a los pilares
decidiste de forma ajena
tu voluntad de voluntades.
Agustín de la Poza