HA LLEGADO MI HORA
Ha llegado mi hora.
La hora de entregarme,
por caminos diferentes
y abandonando las palabras.
Mi frío cuerpo de muerte
junto al leve roce de tu pelo
se entregan al frío desierto.
Me fui alejando,
cada vez más cerca.
La oscuridad y las ráfagas
son paso a paso mi tormento
en mi oscura memoria
formando humos, sombras y sueños.
Deseo regresar
y vivir lo cotidiano
sin perder la pauta
y comprando la vida a segundos.
Siempre con la interrogante,
siempre con el espíritu en la boca,
siempre con la sonrisa en la boca
para vestir de blanco mi cuerpo cansado.
Mi existencia está inquieta,
y no se divierte, porque está muerta.
Agustín de la Poza