FIDELIDAD
“¡Vamos!”, dice el pañuelo.
“Bueno. ¡Vamos!”, la cama.
“¡Vamos! ¡Vamos!”, la colcha,
las sábanas, la almohada.
Los botines
—¡qué tristes!—
me miraron,
—dormía—
y después de un momento:
“Nosotros nos quedamos”.
Oliverio Girondo