DESTINO
(Sobre Cavafis y el hermoso juicio que de él hace Marguerite Yourcenar)
Extraño: perder la voz.
¡Antes poeta ciego
que mudo! Más extraño:
mudez en un poeta
que tanto prestó su voz
a las pasiones de otros.
Vuelve Apolo a faltar a su promesa.
Vuelve el hombre, que no es diosa madre
abrazada a la desesperación
a aceptar que sus planes no concuerden
con los del inmortal.
«Ese es el hombre»,
dijo el poeta.
Natalia Carbajosa