XIV
JACINTA QUIERE ESTUDIAR EL TEATRO RUSO
Las plataformas secas y los planos interferidos,
las rampas que se sumergen en lo negro,
todo ese mundo descarnado donde la carne
humana sorprende,
fue para Jacinta magneto irresistible.
—¿Iremos, iremos a Moscú?
Vámonos, vámonos.
—Sí, vámonos. A ese teatro ruso. A ese teatro rojo,
a ese universo de tacto y no-tacto,
de mano de ciego en el vacío
y pie de ciego en clavos de punta.
Vámonos, porque tú también eres algo rusa.
Vámonos, porque yo también soy algo ciego.
Vámonos. Tú, como bailando.
Yo, como leyendo.
José Moreno Villa