XVIII
TIERRA
Mientras tienes los brazos levantados, Éxodo XVII, 8-16.
los suyos Amalec deja abatidos,
y el triunfo piso a nuestros pasos pone,
y en nuestras frentes cielo. Y Tú en la cumbre
tu cruz levantas, de Moisés la vara,
no con la diestra, con el cuerpo todo,
que están los serafines sustentando.
Eres la bandera del Señor, bandera
de carne humana que tejió en el seno
de nuestra Madre Tierra el Santo Espíritu.
Tierra, divina Tierra, Madre nuestra;
tú, la esclava del sol, estrella oscura;
tierra virgen, en nubes embozada:
son tus montañas maternales pechos
de donde baja a las sedientas vegas
agua del cielo, y de tus verdes bosques
el follaje de sombra a nuestros suenõs.
Es tu regazo de mullida yerba
para dormir sin fin cuna del alma,
y tu seno que pan nos da, dio al Justo
su carne, cebo de la Muerte avara;
¡tierra panera, le pariste tú!
Miguel de Unamuno