CXXVII
¡VICTORIA!
«¡Adelante, que es vuestra la victoria!»,
clamaba en el combate el buen caudillo
fingiendo la confianza obligatoria
mientras su pecho el poderoso trillo
de tedio laceraba, y a la gloria
sin creer en ella les llevó; el castillo
rindiose ante su empuje, y su memoria
brilla hoy de tal hazaña con el brillo.
«¿Y esto es vencer? —se dijo al verse solo—
mas ¡ea! hay que engañar a los hermanos;
vence el que cree vencer; yo que no creo
»debo engañarles; por su bien me inmolo;
ellos quieren vivir; ¡pobres humanos,
que así fingen el mundo a su deseo!»
Salamanca, 22-I-1911.
Miguel de Unamuno