LXXXII
SOLEDAD
¡Pobre alma triste que caminas sola
perdida del desierto en las arenas,
llevando a cuestas solitarias penas
oscuras, que no brillan con la aureola
del martirio! El simún ola tras ola
de la vida te rompe las cadenas
y la soez cuadrilla de las hienas
la que fue tu mansión al fin viola.
La vida es soledad, sola naciste
y sola morirás, sola so tierra
sentirás sobre ti la queja triste
de otra alma que en el yermo sola yerra,
que al valle del dolor sola viniste
a recabar tu soledad con guerra.
Salamanca, 24-X-1910.
Miguel de Unamuno