XXXVI
EL EVANGELIO 1
Le dio Mateo la cabeza humana;
tronco de toro Lucas; leoninas
garras Marcos; y Juan las aquilinas
alas le dio. Nacido una mañana
de oscura niebla, la que de Dios mana,
pura lumbre por valles y colinas
vertió, pero velada por neblinas
con que a uno enferma si es que al otro sana.
Porque es la encarnación de aquel querube
cuyo nombre en el cielo es el de Esfinge,
que entre fulgores de dorada nube
la faz del Dios de amor y de ira finge
y sin llegarle nunca hacia Aquél sube
que la luz del misterio en sí restringe.
Salamanca, 26-IX-1910.
Miguel de Unamuno
1 No me parece haga mucha falta advertir que los querubines que con sus alas cubrían el arca de la alianza (Éxodo, 37, 7) no eran otra cosa que esfinges egipcias, animales fabulosos de cabeza y pecho humanos, cuerpo de toro, patas y garras de león y alas de águila, atributos que se distribuyeron luego entre los cuatro evangelistas. Y por cierto Marcos y Lucas cambiaron luego, no sé por qué, sus símbolos. Conocido es el león, y no toro, de San Marcos de Venecia. (Nota del Autor)