TARRASA
16 X 1906
Nuestros ojos volviéronse imantados 1
en pos de aquel hechizo;
brotó de entre las fábricas
un lirio humano.
Sus líneas que a la tierra
con libre y noble ondulación bajaban
iban cortando en triunfo de la vida
los serviles trazados
de las viviendas.
Toda de negro, en los despiertos ojos
la conciencia serena
del futuro esplendor de la corola
aun envuelta en capullo.
Mecíase en el suelo
cortando el aire manso,
sobre tobillos de mimbreño fuste,
y a su paso la tierra
perdía el peso.
Era su cuerpo un canto de promesas,
un canto de esperanza;
con libre y noble ondulación sus notas
bajaban a la tierra
o desde ésta surgiendo
mecíanse en el aire sosegado.
Era la niña
un lirio humano henchido de promesas,
un canto de esperanza.
Y al perderla de vista
sin duda para siempre,
me dije alzando el corazón al cielo:
«Gracias, Señor, en nombre de mi patria:
mientras Tú nos regales
con flores de hermosura
florecerá en nosotros la esperanza;
ésta ha sido señal de tu clemencia,
de que nos quieres;
ésta ha sido señal de que tu mano,
eterna fuente de hermosura viva,
nos lleva en dulce toque,
suave como las líneas ondulantes
de este dulce capullo de Tarrasa,
hacia nobles destinos».
Miguel de Unamuno
1 Otra versión trae encantados.