PUESTA DE SOL
El sol húndese al fin y a los reflejos
vívidos de su lumbre postrimera
el cielo de occidente reverbera
como extraña fusión de cobres viejos.
Alza un monte su cúspide a lo lejos...
y entre el hervor de luces de la esfera,
ese monte refulge a la manera
de un colosal perímetro de espejos.
Una garza marina va al asalto
del sol; y ante el crepúsculo sangriento
quisiera ser como la garza grave
para tener el corazón en alto,
cruzar el mar y desafiar el viento,
y errar, a solas siempre, cual un ave.
Miguel Rasch Isla