EL ÁRBOL MALDITO
—«¿Ves aquel erguido leño
coronado de alta copa?
A su fresco abrigo espera,
yo volveré con las sombras».
Así murmura la Indiana,
entre esquiva y amorosa,
sonriendo al Castellano
que la bendice y la adora.
Cuando en el cielo la noche
abre sus alas de sombra,
a la cita el Castellano
va con planta voladora.
Espera, espera: los ojos
clava terco en una choza;
mas, si el tiempo corre y vuela,
la bella Indiana no asoma.
Siente el Joven por sus venas
languidez voluptüosa,
y se reclina en el árbol
y los párpados entorna.
Mal su grado se adormece,
y en fantástica modorra
mira múltiples visiones
que acuden, huyen y tornan.
Llega ya la oscura noche,
pasan y pasan las horas;
y no despierta el Mancebo
Ni la bella Indiana asoma...
No despierta más el Joven,
pues el árbol de alta copa,
es el árbol maldecido
que da muerte con su sombra.
Manuel González Prada