HUATANAY
Años de años los indios
trabajan sin cesar
en el rebelde río
de la sacra ciudad.
Ya tuerce el giro el agua,
sale de madre ya;
y ellos sudan y sudan
sin descanso ni paz.
Con lágrimas copiosas
rompe un indio a llorar,
y en roncos ayes grita:
—«¡Huatanay, Huatanay!»
—«¡Huatanay!» claman todos;
y las aguas se van
diciendo tristemente:
—«¡Huatanay, Huatanay!»
Manuel González Prada